13 abril 2013

La bella Liliht  Part II.

-Mi amor, no me puedo quedar mucho tiempo, hoy llega mi hermana de Miami y tengo que ir al aeropuerto a recogerla- dijo Liliht.
-Pero yo estoy que me muero de hambre conejita.
-Por eso no te preocupes, aquí te he traído comida del “fiestas”.
-Y  ¿Para mi sobrino?
-Para ti también te he traído - y cuando dijo eso Liliht, le dio una mirada que estremeció los testículos de José, ¿Por qué me ha mirado de esa forma? se pregunto.
-¿Como me dijiste que te llamabas?- le pregunto mientras se acercaba a José de una forma muy sensual.
-José, me llamo José- paso algo de saliva al sentir tan cerca aquella mujer que le era muy apetitosa- aunque Richard me dice Josep.
-Cuando no Richard, él siempre cambiando y arreglando los nombres.
-¿Así?
-Si, a mí por ejemplo me puso Liliht, cuando… –
-Ya mujer no jodas, otro día aburres a Josep,  con tus cuentos y recuerda que me tienes que dar para el departamento- interrumpió Ricardo.
-Hay gordo, bien esto eres no, pero ya, no te preocupes aquí te lo he traído.
-¡Por eso te quiero! Andas en todas mi coneja, bueno vamos te acompaño a tu carro que tienes que ir al aeropuerto-
-Sí, vamos. Chau Josep- le dijo Liliht mientras tocaba su barbilla – espero verte pronto- José se sintió más nervioso aun viendo como Liliht movía las caderas al darle la espalda.

Chau dijo él, casi enmudecido por el cuerpo y el perfume de aquella mujer. Ricardo y Liliht avanzaron hasta un auto convertible rojo y miro como se despedía Ricardo de Liliht besándola efusivamente como si fuera la última vez que lo hacía y luego le dio una palmada en sus  voluptuosas nalgas, cuando entraba en el auto adiós Josep y le lanzo un beso volado cuando Ricardo estaba de espaldas a ella.

De regreso en el departamento Ricardo le pregunto a José, que le parecía Liliht, -es muy simpática – y mucho mas coqueta, se dijo él.

-Cuando yo no este, y escuches ese silbido sales y le recibes lo que te dé y si me demoro te comes lo que traiga y lo otro me lo dejas en mi cuarto.

Está bien dijo José, algo decepcionado, su tío no era ni narco, ni líder de una banda, mi nada que se le parezca; simplemente era un vividor que se aprovechaba del amor de una mujer que estaba  más hermosa y deliciosa que aquellas que salen en la televisión ¿Cómo había podido Richard conseguir una mujer así y enamorarla al punto que lo mantenga? Aunque por otro lado José sentía que aquella mujer que tanto le había justado, no había desaprovechado la oportunidad para coquetearle, aunque tal vez se estaba imaginando cosas ¿cómo me va a coquetear si se nota que hace lo que sea por mi tío?  Se cuestionaba son imaginaciones mías se decía, aunque no podía sacarse de la retina aquella mujer, era muy atractiva como para olvidarse tan rápido de ella.

Tres días después de aquello Ricardo llevo a José a cortarse el cabello.

-¿A dónde vamos a ir a cortarnos el cabello?
-¿Has visto  el spa que está a seis cuadras de aquí?
-¿Ese de tres pisos que tiene un gimnasio en la azotea?
-Ese mismo, ahí vamos.
-¿Pero ahí no es muy caro?  Yo no tengo para pagar eso.
-Tú no te preocupes carajo, vas conmigo, vas con Dios.
-Si es así entonces vamos pues-dijo José –Igual el maridon eres tu- pensó.

Llegaron a la esquina del spa, era el más exclusivo no tan solo de la zona si no de todo Lima, sus tres pisos estaban dedicados a la belleza, cortar el cabello, maquillar, depilar, hacer pedicure y manicure, masajes griegos y egipcios, sauna, etc. Aquello  no era un centro belleza, era un centro de transformación y relajamiento, donde no solo se atendía a lo mas resaltante de la farándula, también llegaban políticos, esposas de los ministros y embajadores. Cuando llegaron el vigilante saludo de lo más familiar a Ricardo, era claro que no era la primera vez que iba a ese lugar; entraron e hiso sentar a José en la sala de espera mientras el subió al segundo piso. José estaba impresionado por el lugar, era el lugar más lujoso y pomposo que había visto. Lleno de trabajadores de todo tipo: Estilistas mujeres jóvenes, maduras, mujeres capturadas en el cuerpo de hombres, vigilantes, personal trainers, secretarias, etc. Cuando escucho por un parlante – Se le espera al joven José en las oficinas del segundo piso- José subió a las oficinas y vio a Ricardo como llevaba sus manos por las piernas de Liliht hacia sus glúteos en tanto se besaban, Ricardo estaba de espaldas a la puerta de la oficina cuando Liliht abrió los ojos y sin dejar de besar a Ricardo le giño  uno de ellos, mientras pasaba su mano por la espalda de Ricardo. José, intento voltear pero Liliht no lo dejo...

CONTINUARA.
(La primera parte la encuentras en post anterior)

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