17 febrero 2013



CUARTO DE HOTEL.

Dentro de las relaciones amatorias uno de los temas aparte son aquellos lugares donde damos rienda suelta a nuestras más grandes pasiones en aquellas noches de largas sesiones amatorias. En estos lugares pasamos muchas cosas: acabamos por enamorarnos, nos divertimos, nos vacilamos, engañamos, nos engañan, nos dejamos engañar, decidimos que ya no estamos más enamorados; pero en fin, eso es tema aparte, de lo que hoy quiero hablar es de aquellas cosas que hacemos después de aquellos actos de amor y éxtasis en particular aquello que me paso hace un tiempo y que espero los haga reflexionar.

Muchas son las acciones que realizamos después de una pelea en el ring de las cuatro perillas, algunos corren a bañarse y en muchas ocasiones para quitarse no solamente el sucio del cuerpo si no también el de la conciencia por alguna canallada que estemos haciendo, algunos toman una cerveza o alguna otra bebida, otros se fuman un cigarro intentando quemar alguna pena, otros extenuados por su labor en el combate simplemente se quedan dormidos y otros se ponen a ver televisión.

Quien no ha ido alguna vez a un cuarto de hotel, y no se apuesto a ver televisión después de haber consumado el acto amatorio, creo que todos ¿no? Bueno este es mi caso. En alguna ocasión después de un combate de lucha grecorromana sexual y aprovechando el cable que hay ahí y que en mi casa no tengo, por lo general suelo buscar programas que enriquezcan mis conocimientos y esta no fue la excepción. Aquella noche encontré un programa argentino sobre publicidad y me decidí verlo, una de las características de este programa era: que al enviar a la pausa comercial, mostraban un video de algún comercial ganador de algún premio.

El comercial se desarrolla en los pasillos de un supermercado, donde un padre con su pequeño hijo (de unos 10 años) van colocando en su carrito diferentes productos, derrepente el niño toma una bolsa de dulces, a lo que el joven padre los regresa al anaquel, pero el niño frunciendo el ceño toma la bolsa y la regresa al carrito, el padre contesta el acto regresando la bolsa nuevamente al anaquel, es en ese momento en el que el pequeño niño abre la boca para gritar “I want those sweeties”(quiero esos dulces) mientras el padre trata de callarlo, pero el chico no hace caso y sigue gritando una y otra vez “I want those sweeties” ,  “I want those sweeties” mientras mueve iracundo el carro de compras, llamando la atención de todo mundo, pero a él no le importaba eso y seguía gritando “I want those sweeties” mientras corría por los pasillos tumbando los productos de los anaqueles y mostradores, tirándose el mismo al suelo y revolcándose ahí. Aquello era el berrinche mas grande que había visto en mi vida(ni los míos cuando alguna vez fui niño fueron tan excesivos como los de aquella criatura) mientras  el niño hacia todo eso la cámara en primer plano toma la cara del padre (el cual me lleno de compasión) llena de vergüenza, pero sobre todo de decepción, de un hombre vencido, caído, resignado, preocupado tal vez por no saber que clase de demonio estaba criando, mientras aparecía unas letras en la parte baja de la pantalla que decía “use condoms” ya está de mas mencionar que significa eso.

Automáticamente esboce una sonrisa en mi rostro, pues me pareció bueno el comercial, pero la sonrisa  luego se me fue desfigurando poco a poco, transformándose en la de aquel hombre en el comercial, la cual déjenme decirles me duro mas de dos semanas,  cuando repare que momentos antes había hecho el amor dos veces sin usar precisamente eso: Condones.
Como para preocuparse ¿no?


....................................................................................... VITU W.


Aquí les dejo el comercial para que lo vean.
                                                                                                  




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